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A dormir como un bendito ;)
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A dormir como un bendito ;) Esta noche vemos la televisión como de costumbre, y no hay NADA que tenga siquiera cierto interés, por lo que vagamos (vagas tu, que hoy el mando es tuyo XD) de canal en canal. Das finalmente con un programa-documental de policías en acción, y al poco, aburrida, deslizas la mano bajo la manta que tengo enrollada a la cintura. Tu mano repta hacia los 'lugares más cálidos'. Me explicas con cara de niña buena que quieres 'calentarte las manos'. (Comentario del autor: Ya, ya, que nos conocemos, rica  ).Comienzas dando crédito a lo dicho, pues solo lo agarras calentando tu mano, pero tu infamia dura poco, puesto que comienzas acariciarlo lenta y suavemente. En respuesta, mi pene toma volumen y no tengo más remedio que despojarme de la manta que roza de un modo criminal el glande. Cuando quedo en cueros, paras toda actividad (lo que me sorprende desagradablemente). Veo como huyes al otro extremo del chaise-longue y te recuestas mirándome de frente. Al rato, te despojas de tus calcetines con dedos (parecen guantes para pies), y por el rabillo del ojo veo reptar cautelosamente tus pies desnudos hacia mi entrepierna. Aunque pongo mis cinco sentidos en ellos, disimulo mi descubrimiento. Plantas uno de ellos en la zona perianal bajo el tallo de mi pene, para fijar su posición, y con el otro lo 'martirizas' acariciandolo con la planta y borde interior del pie. De cuando en cuando, comprimes suavemente el glande con los dedos (qué rico, por Dios). Cuando consigues que tome la suficiente rigidez, te incorporas y te tumbas a mi lado, con la cabeza a la altura de mi pelvis. Agarras mi pene a una mano y lo lames por todos lados como cucurucho de helado, mientras tu mano lo masturba lennnnntamente. Poso una mano en tu cabeza, cierro los ojos y me dedico a disfrutar tus caricias. Bueno, a eso y a tener escalofríos por todo el cuerpo cuando las haces arreciar, emitiendo una risita maligna. Cuando tienes a bien, te levantas y haces que pase de tumbado a sentado en el chaise-longue.Te pones en frente y abres mis piernas con las tuyas. Te das la vuelta y me das la espalda. Abres tus piernas un punto más que las mías y te sientas sobre mi regazo. Enroscas tus piernas en las mias a modo de enredadera y tus pies presionan mis gemelos con su empeine. Apoyas una mano en mi rodilla y te aupas un poco. Con la otra guias mi pene y lo entierras lenta y profundamente en tu cálido y apetecible coño. Paras un momento, lo acomodas en tu interior y apoyas las manos en mis rodillas, moviendo la cadera adelante y atrás. Te mueves lentamente, no subes demasiado el ritmo para disfrutar un buen rato de la 'cabalgada'. Cuando noto por tus gemidos y temblores que estás a punto, decides parar, te pones de pie encima del chaise-longue frente a mi, acercas tu sexo a mi boca y me pides que te arranque el orgasmo con una mirada dura. Obedezco al punto. Es delicioso sujetar tus piernas para evitar que caigas debido a los temblores. Estallas en un gemido familiar. Cuando acaban tus estertores intercambio posiciones, y pido el mismo trato. Bamboleo la cintura penetrando suave y ligeramente tu boca para no forzarla, pero tu acabas aferrando fuertemente mis nalgas, intentando tragarlo entero. Agarro tu pelo y te lo impido. Adopto una postura fija apoyado con las manos en la pared que hay tras el chaise-longue, para no caer ante tu insistencia. Tras alguna que otra arcada claudicas y paso a penetrar rítmicamente tu boca haciendo 'rodar' mi glande por tu carrillo y puedo ver desde fuera como lo golpeteo (que rico, por dios). Sigo hasta que por mis temblores notas que soy yo el que esta a punto. En un visto y no visto sacas el pene de la boca, lo masturbas rápidamente a una mano, dándole rápidos lametazos al glande al mismo tiempo. Lucho porque mis piernas me sostengan y mis manos apoyadas en la pared se crispan intentando resistirte. Me voy al fin y diriges el premio hacia tu cuello bajo el mentón. El cálido torrente acaba chorreando hasta tus pechos. Me agacho poniéndome en cuclillas frente a ti. Te beso duro y falto de tacto, terminando con un mordisco de cierta intensidad que estira tu labio inferior. Me separo con una risa torva. Veo el fuego chisporroteando en tus ojos, y cómo te relames lascivamente... Ufffff, esta SI es buena manera de irse a dormir, cariño. |
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No, mujer. Es por comodidad. Aunque no te niego, que prácticas son un rato largo 
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Ha sido mucha 'sequia' entre el embarazo problemático y la cuarentena, asi que hay que recuperar el tiempo perdido, si  Gracias, guapísima
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Lo que si te digo es que dormimos como benditos, no veas con que relajación te vas a la camita
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