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Noches de soledad.  

Lola4176 47F  
255 posts
3/7/2018 3:12 am

Last Read:
6/2/2018 3:40 am

Noches de soledad.


No podía quitarme a Jorge de la cabeza. Después de aquel encuentro en el baño de ese bar deseaba con más ganas volver a follar con él. Ya no era el chico inalcanzable de una novata, ahora era mi obsesión, mi necesidad. Y mi cuerpo reaccionaba a cada imagen rememorada en mi mente, mi piel volvía a erizarse recordando su aliento, mi clítoris palpitaba de nuevo al cerrar los ojos y sentir cada embestida.
Cada noche, en la soledad de mi habitación, volvía a revivir aquel polvo. Repasaba cada imagen a conciencia mientras mi mano se deslizaba por debajo de mi tanga. Imitaba el movimiento circular de su mano tocando mi vulva y volvía a sentir el hormigueo del placer.
Deseaba que fuera su mano la que explorara mi entrepierna y que fuera su boca la que humedeciera mis pezones.
Susana debió de percatarse de aquel deseo porque días más tarde me regaló un vibrador. Me sorprendió aquello pero lo recibí con una sonrisa, de esas que hacen que te muerdas el labio al imaginarte jugando con él. Nunca había tenido un vibrador así que estaba deseando llegar a mi habitación y empezar a usarlo.
Susana me dijo que debía utilizar el lubricante especial, con base acuosa, que acompañaba al vibrador. ¿Un lubricante especial? Pensar en Jorge hacía que me humedeciera rápidamente, no creía que fuera necesario usar lubricante pero aún así prometí seguir las instrucciones.
Después de cenar subí a mi cuarto. Ese día me sentía más ansiosa. Tenía ganas de llegar y sacar el vibrador de su caja.
Era morado, con tacto suave, de silicona. Tenía la punta curvada, blanda y flexible. En la parte baja, cerca del compartimento de las pilas, había dos botones: uno para encenderlo y apagarlo y el otro para cambiar la velocidad y el ritmo de las vibraciones.
Sonreí.
Mi mente se llenó de imágenes lascivas y en todas estaba Jorge. Miré el lubricante, era un tubo pequeño de plástico transparente lleno de líquido transparente también. Lo abrí e instintivamente lo llevé a mi nariz, no tenía olor. Y me animé a probarlo, evidentemente tampoco tenía sabor. Y así me vi: con el vibrador en una mano y el lubricante de base acuosa en la otra. Solté el lubricante, no me haría falta.
Encendí mi lamparita de noche, me quité las deportivas y los vaqueros ajustados y me tumbé sobre mi cama. Coloqué mi almohada, no estaba cómoda así que puse un par de cojines más y volví a recostarme. Encendí mi regalo y pulsé el botón de las vibraciones, las quería pausadas, lentas pero constantes y empecé a rozar mi juguete morado por encima de mi tanga, justo sobre mi clítoris.
Aquel cosquilleo constante y suave me hizo suspirar y cerrar los ojos. Mi mano guiaba mi juguete despacio de arriba a abajo, sin apretar. Las vibraciones empezaron a transportarme al baño del bar. A sentir su mano masajeando mi entrepierna. Y a mover mis caderas de manera instintiva en círculos, apretando mi coño contra el vibrador. Separé la tela minúscula de mi tanga y volví a rozar mi juguete justo por dónde los labios de mi vagina se abrían despacio como consecuencia del placer. Mi boca se entreabría y fui consciente de ello cuando empecé a gemir sintiendo cómo el placer de mi clítoris empezaba a inundarme. Por inercia chupé mis dedos y los llevé a la entrada de mi cueva, los metí y empecé a moverlos despacio, dentro y fuera, mientras el vibrador seguía recorriendo mi raja. Imaginé que eran los dedos de Jorge, que era él quien los empujaba dentro de mí y los movía lentamente mientras mi espalda se arqueba y mis piernas se encogían por el placer.
Sentí que me dolía el labio inferior de morderlo y lo humedecí. Miré el vibrador, estaba brillante, lleno de mi flujo y quise saborearlo mientras mis dedos jugaban en mi vagina. Lo metí en la boca y lo chupé. Imaginé que era su polla y no me resistí a hacer una pequeña felación a mi juguetito morado. Dentro y fuera de mi boca, recordando su cara de placer. Cuando estaba empapado con mi saliva lo llevé hasta mi entrepierna, saqué mis dedos y empujé el vibrador dentro una y otra vez. Mis piernas se abrían cada vez más dejando ver la necesidad de sentirlo bien dentro mientras mis caderas bailaban circularmente al del placer y mi otra mano buscaba por inercia la dureza de mis pezones.
Los gemidos se fueron haciendo más intensos, empecé a jadear imaginando que me embestía, que se clavaba en mi vagina acelerando el ritmo.
Sentí que el orgasmo estaba a punto de venir, así que aceleré el ritmo de las vibraciones. Mis caderas se movían como poseídas, enloquecidas, haciendo que el vibrador se metiera dentro y fuera, follándolo como si de su polla se tratase. Y de pronto estallé con un grito ahogado que apenas pude controlar. Sentí cómo el orgasmo me invadió el cuerpo por dentro, desde mi clítoris hasta lo más profundo de mi garganta, pasando por cada terminación nerviosa, recorriendo mi vientre, mis tetas, mis pezones... mientras mis piernas se cerraban y apretaban con firmeza mi regalo sintiendo cómo palpitaba mi coño.
Con mi recién estrenado juguete aún dentro noté lo empapada que estaba. Lo apagué y lo saqué lentamente. Estaba lleno de flujo. Lo chupé. Mi sabor salado me hizo sonreír.
Había tenido mi primer orgasmo con un vibrador y supe que no sería el último.
Cogí el tubo del lubricante. Volví a mirarlo. Tal vez sería divertido usarlo la próxima vez.
Estaba exhausta. Jadeante todavía. Coloqué mi tanga que aún estaba hacia un lado. Me metí dentro de las sábanas y sintiendo cómo seguía palpitando mi entrepierna sonreí, suspiré y con voz bajita y repleta de lascivia susurré: "Gracias Susana, tu regalo me ha encantado".

Lola4176


Juangar82 42M
54 posts
10/25/2019 10:30 am

Todos tenemos NUESTROS momentos


titiboy222 46M
16 posts
5/19/2018 5:34 am

mmmmm el segundo ufffff, con ese pedazo de orgasmo te han tenido que escuchar hasta en el comedor de la residencia jajaja. El morbazo del segundo mucho mejor, me encanta cuando una mujer juega con si misma...


Lola4176 replies on 5/27/2018 3:06 pm:

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