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Capitulo 9  

AMOCARLOS1 58M
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12/27/2018 9:56 pm
Capitulo 9


Capitulo 9
Siempre he sido tremendamente competitivo.Siempre queriendo ser el mejor en todo lo que hago.
Aprender, estudiar, pensar y mejorar.Ese fué y es mi lema.
Al dia siguiente volví con Monica a la habitación 2.
Mientras nos dirijiamos a ella Monica me preguntó.
-¿Que tal ayer?Conseguistes aliviar tu calentura?.-sonreía.
-No quiero hablar del tema.-respondí serio.
-Eso quiere decir que no conseguistes a ninguna y tuvistes que..-empezó a reirse de buena gana.
-He dicho que no quiero hablar del tema.-respondí.
Llegamos a la habitación.Ella seguía riendo y yo seguía serio.
-Hoy practicaremos con las pinzas.-dijo Monica mientras se quitaba el sujetador.
Que preciosidad.Nunca me cansaría de mirar sus perfectos pechos.
-Empezamos bien.-pensé.
Logré disimularlo lo mejor que pude.
-Hay algunas con agujeros en las patas y eso me intriga.-dije.
-Hay muchas clases de pinzas.-empezó.
-Empezemos con estas.-dijo acercandome unas muy pequeñas metalicas con una cadenita que colgaba de una de sus patas.
- especiales para los pezones y labios vaginales.-siguió hablando mientras se colocaba una en el pezón izquierdo.
-En la cadena se enganchan estas pequeñas pesas.-me las señaló y colocó una en la cadena de la pinza que seguía colocada en su precioso pezón.
Noté que la pesa tiraba del pezón hacia abajo.
Se quitó la pinza y me la dió.
-Deberías probarla.-continuó sonriente.-Asi sabrás lo que se siente.
Ella se la había colocado y no parecía que fuera demasiado así que lo hice.
-Coooño.-dije en mi fuero interno.
Aquello dolía una barbaridad.
Sin embargo mi orgullo me hizo no mostrar ningún atisbo de molestia.
Con tranquilidad pero con rapidez me la quité.
-Diossss.-En mi fuero interno.
Si dolía ponersela al quitarla era peor.
-¿Duele un poco no?.-dijo Monica sin dejar de sonreir.
-¿Esa es la idea y el juego no?.-dije al fin.
Buena respuesta me dije a mi mismo.
Monica se acercó a mi y mojandose el dedo indice me masajeó el pezón que me dolía una barbaridad.
Me alivió un montón pero no iba a darle el gusto de que lo supiera.
-¿Por que haces eso?.-pregunté.
-Siempre hay que acariciar la zona castigada.-respondió.-reactiva la circulación y alivia.
-Vamos con las pinzas con agujeros en las patas.-continuó.
-Cuentame.-dije con curiosidad.
-Usamos las de madera.Le colocas las pinzas a la clienta.-empezó.-Colocalas en linea recta de arriba a abajo.Desde los brazos bajando por pechos hasta las piernas.Procura que los agujeros queden lo más centrados unos con otros.Luego pasas esta pequeña cuerda por todos los agujeros.Que la cuerda los coja todos.Desde el primero hasta el último.
Cojes ambos extremos de la cuerda y tiras fuerte para arrancar las pinzas.-concluyó.
Me quedé pensativo.
Monica continuó.
-Ya te habrás dado cuenta que duele más al quitarlas que al ponerlas.-siguió.Asi que cuando más despacio tires de la cuerda mayor es el dolor.
Y cuanto más tiempo estén colocadas peor.
-Entiendo.-respondí.
-Una cosa importante.-siguió.-jamás pongas pinzas para tirar ni en pezones ni en los labios vaginales.Podrías producir desgarro<b> muscular.
</font></b>Monica quedó en silencio.
Estaba claro que Mari Carmen había entrado en la habitación.
-Hola Mari Carmen.-dije sin mirar.
Mari Carmen llegaba bien escoltada por Esther.
-Hola Carlos.-respondió ella.-Ya veo que estais con las pinzas.
-Asi es.-dije yo.
-Bien.Aprende rápido.Hoy tienes sesión a las 6 de la tarde.
-Vale.-acerté a decir.
-Hoy viene la señora X.-prosiguió.-Monica te dirá lo que tienes que hacer.
Un inciso para los lectores.A partir de este momento siempre que me refiera a una clienta la llamaré señora X.
-Entendido, Mari Carmen.-dije mirando a Monica que seguía en silencio.
Mari Carmen se marchó pero se quedó Esther.
Monica se dirigió a mi.
-La señora X.-empezó.-Vaya prueba de fuego.
-Mari Carmen te pone a prueba otra vez.-añadió Esther.
-¿Otra prueba?.¿A que os referis?.- dije con extrañeza.
-Ya lo entenderás.-dijo mientras nos dirijiamos a una pequeña mesa que había muy cerca del “potro”.
-La parafernalia inicial es la misma.-dijo Monica.-Luz azul que se enciende y se apaga.
-Hasta ahi perfecto.-respondí.
-Esta vez estarás solo.-prosiguió.-Yo te la traeré y te daré la cadena.Sin mediar palabra la llevarás hasta esta mesa.
Me fijé en la mesa.
Tenía como una especie de cojín negro en uno de los lados estrechos de la mesa.Había dos grandes agujeros y argollas para atar en los extremos de la mesa y en las patas.Además correas en las patas.
-Aprovecharemos que está aquí Esther.-siguió Monica.
-Hoy te toca a ti.-dijo Monica a Esther.
Esther sin decir nada se inclinó sobre la mesa descansando su estomago sobre el cojin de la mesa.
Monica le ató con las correas que habian en las patas de la mesa.Habia tres en cada pata.
Luego cojió las muñecas de Esther y tirando de ellas las ató a las argollas de los picos superiores de la mesa.
Tensó bien sus brazos arrancando un leve quejido de su boca.
Tan leve que yo no sabía si se estaba quejando o se estaba excitando.
Cuando acabó de atarla la vista era espectacular.
Bien abierta, expuesta, atada e indefensa.
Monica me miró y sonrió.
-La clienta quedará asi y estará totalmente desnuda.
Hizo una pausa.
-Vamos con las pinzas.-siguió.
Esther giró la cabeza y echó una mirada de extrañeza.Supongo que no se lo esperaba.
La mirada de ingenua viciosa, no se me ocurre otra forma de llamarla, de Monica a Esther empeoraba mi “estado de ánimo” (ya me entendeis).
Sin decir más Monica empezó a colocarla las pinzas con agujeros.Desde el antebrazo bajando por su lateral hasta el lado exterior de sus muslos.
Casi una perfecta linea recta.Primero en un lado y luego en otro.
Lo hacía en silencio mientras yo observaba a esther que no decía nada pero se mordía el labio.
Acabada la maniobra pasó una cuerda por cada agujero de las pinzas dejando ambos extremos colgando.
Primero en un lado y luego en otro.
-Bien Carlos.-rompiendo en silencio.-Ahora cojemos ambos extremos de la cuerda.
Yo, la verdad, estaba más pendiente de las reacciones de las dos que de la cuerda.
Se tomó unos segundos con un pico de cada cuerda en cada mano.
Miré a Esther.
La mirada que la echó a Monica no supe interpretarla bien.
No sabía si significaba que tirara ya de una vez o si significaba que no lo hiciera.
El caso es que Monica dió un tirón seco de la cuerda pero solo de la mano derecha de forma que solo arrancó la mitad de las pinzas.
Un gruñido, esta vez si, salió de Esther.
-Esta es la forma menos dolorosa de quitarlas.Aunque duele-habló Monica mientras acariciaba las marcas de las pinzas arrancadas de Esther.
-Y esta es la más dolorosa.- dijo mientras tiraba de la cuerda con lentitud.Las pinzas se arrancaban una a una.
Esther se tensaba y retorcía como podía sin emitir ningún sonido.
Se seguía mordiendo el labio mientras le echaba una mirada de reproche a Monica.
Esta vez si que lo interpreté bien.
-Tu turno.-me dijo mientras nuevamente acariciaba las marcas de las pinzas en Esther.
-Conmigo ajustastes cuentas.-siguió Monica.-Ahora puedes ajustarlas con ella.
Vaya mirada que la echó Esther.
-Solo cumpliamos ordenes.-dijo al fin Esther mirandome.
Dí la vuelta a la mesa colocandome junto al lateral castigado por las pinzas aún debidamente colocadas.Cojí ambos extremos de la cuerda.
-Asi que cumplias ordenes.- la dije.
-Si, Carlos.-respondió ella.
Tiré de la cuerda lentamente arrancando solo una pinza.
Esther emitió un quejido.
-AMO CARLOS.Durante una sesión soy AMO CARLOS y así me tienes que llamar.-dije acercando mi cara a la suya.
-¿Como?.-respondió.
Tiré otra vez de la cuerda y arranqué otra pinza.
Nuevamente otro quejido.
-¿Tengo que repetirlo?.-la susurré al oido.
-No, AMO CARLOS.-dijo ella sin dejar de mirarme.
Monica observaba con atención.Se notaba que se divertía con el espectaculo.
Tiré una vez más arrancando otra pinza.
Su quejido fué más sonoro.
-Esto para que no lo olvides.-dije.
Tras unos segundos..
-Y esto.-añadí mientras tiraba con fuerza de las cuerdas arrancando las demás pinzas.-para que veas que aparte de ser el AMO más guapo tambien soy el más piadoso.
Esther giró la cabeza mirandome mientras Monica se lo estaba pasando en grande.
-¿Por que soy el más guapo y el más piadoso no, Esther?.-la dije en voz baja al oido.
-Claro, AMO CARLOS.-dijo Esther supongo que temiendo represalias ya que yo ni he sido ni soy guapo.Y piadoso tampoco.
Me dirijí a Monica.
-¿Y esto es todo lo que tengo que hacer?.-pregunté.
-No.-respondió.
Fijate en la parte de abajo de la mesa.
Me agaché y ví que los agujeros de la mesa era para que colgarán los pechos.Esther llevaba un minisujetador que enseñaba lo justo pero se adivinaba la perfección de sus pechos.
-Una vez atada y tras las pinzas de madera usarás las pinzas metalicas con pesas.-siguió explicando.-En pezones y labios vaginales.Una en cada labio y una en cada pezón.Dejalas ahi unos segundos antes de colocar las pesas.
Monica desato a Esther que seguía con su mirada asesina ante el regodeo de Monica.
-Ten en cuenta que las pinzas de madera provocan dolor solo donde las colocas.Pero las metalicas lo provocan en toda la zona.Si colocas una pinza metalica en un lateral del pezón y la quitas y la vuelves a poner en el otro lado es como si la pusieses en el mismo sitio.
-En el coño pasa igual.-continuó.-Si colocas y quitas aunque cambies el sitio el dolor puede ser infernal.
-Entiendo.-respondí.
-Además utilizarás la paleta.Sabes utilizarla bien.-dijo mientras hacía ademán de acariciarse el culo.
Esther sonrió.
-¿Por que sonries?.-la pregunté.
-Ya me contó Monica lo del otro dia, AMO CARLOS.
Monica y yo nos miramos.
Yo empezé a reir.
-¿Me sigues llamando AMO CARLOS?.-pregunté sin dejar de sonreir.
-¿No es tu deseo que te llamé asi AMO CARLOS?.-respondió.
Me tomé unos segundos mientras miraba la diabolica sonrisa divertida de Monica.
-Pues si.Ese es mi deseo.-dije al fin.
-No hay problema AMO CARLOS.
Ese AMO CARLOS se estaba apoderando otra vez de mi.Y cada vez más a menudo.Era una sensación extraña.Entre inquietante y excitante.
-¿Tambien deditos para terminar?.-pregunté a Monica.
No.-respondió.
Trajo una especie de tripode con un tubo torcido redondo en medio.Me fijé en el tubo.Estaba hueco.Tenía además una especie de tornillo en medio del tripode.
-¿Que es eso?.-pregunté extrañado.
-Aflojando esta tuerca de enmedio puedes ajustar la altura.-respondió.-
-Y en este orificio del tubo se acopla esto.-dijo mientras sacaba de un cajón una caja que ponía el nombre de la clienta.
-Cada clienta tiene el suyo.-explicó.-por higiene.
-¿Que hay dentro?.-yo seguía preguntando.
Sin decir nada abrió la caja y ví una especie de pene de dimensiones nada normales a mi juicio.Además tenía un cable largo acabado en una especie de cajita pequeña.
Monica me lo dió.
-Gira esta ruedecilla.-dijo señalandomela en la cajita pequeña.
Lo hice y casi se me cae al suelo del susto.
Monica rió.
Aquello sonaba y vibraba.Se movía en circulos al mismo tiempo.
-Es un vibrador.Cuando más gires la ruedecilla más rapido va.-siguió explicando.-Puedes controlar siempre la velocidad.Lo colocas aquí en el tubo, se lo encajas bien en el coño y...el resto lo imaginarás.
-¿Y con esto se correrá?.-pregunté la verdad es que por preguntar.Era evidente.
-Esta es una clienta muy especial.-añadió.-es lo que llamamos masoquista extrema.Puedes usar las pinzas, paleta y vibrador a tu antojo.En el orden que quieras y como quieras.
-Te suplicará.-siguió.- te ordenará, te querrá sobornar para que la folles.Tu ya conoces los limites.
-¿Alguna cosa más?.-dije al fin.
-Mari Carmen quiere verte a las 5 y media para darte las últimas incicaciones, AMO CARLOS.-dijo Esther.
-De acuerdo.-respondí.
En aquel momento me dí cuenta de dos cosas.Que este mundo me atraía más de lo que nunca hubiera imaginado y que necesitaba con urgencia una novia.Estos calentones diarios no buenos para la salud.
(continuará).




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