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El regreso
 
Otra novela de Conrad, la anterior era "Línea de Sombra", pero, ¿quién se acuerda de ello? Era Clarice, y ahora soy Valentina, por el personaje de Guido Crepax. Quizás alguien recuerde el tatuaje....
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PUTICLUBS
Posted:Feb 21, 2013 1:10 pm
Last Updated:Oct 7, 2015 3:20 pm
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La autopista está más oscura que lo normal, una noche sin luna, una noche con pocos focos de coches deslumbrando. Paso uno, dos, tres clubs de alterne. Luces rosas y moradas, a veces un guante o una copa de champán o una chistera de neón. ¿Quiénes serán los clientes? Camioneros, agricultores... ¿quiénes? ¿Cómo serán las putas de esos clubes? ¿Tendrán pequeñas habitaciones con bidet y lavabo para un polvo rapidito? ¿Serán tan sórdidos como me los imagino? Cualquier día paro en alguno, y me da la risa imaginando el estupor al verme entrar. Se ha equivocado usted de sitio, señora, me susurraría el macarra de la puerta, o el que está detrás de la barra. Las chicas me mirarán con furia, no sé por qué, es a ellas a las que temo. Sigo rápida por la autovía Madrid Valencia, no voy a parar, claro, ¡pero cómo me gustaría!
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LOS RAJADOS
Posted:Feb 8, 2013 3:50 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 3:49 pm
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Estaba sola en el despacho de mi casa. Sabía que era tarde pero el chat me tenía enganchada. Es una página que se llama hotdog y estaba hablando con un tío que me decía que está con otros dos amigos. Les dije que me voy con los tres, en un rapto de audacia. Me dijo que sí, y quedamos en que me pasaban a buscar. Bajé al portal de mi casa, y esperé detrás de la puerta de rejas. Se detuvo un coche pequeño, rojo, y me lancé hacia él sonriendo, pero se abrió la puerta y bajaron dos chicas que me miraban desconcertadas. Perdón me equivoqué, balbuceé, muerta de vergüenza y volvi a mi parapeto. Después de varios minutos, vi pasar otro coche que no paró pero que me pareció que iban en él varios tíos, por lo menos dos, y que mientras uno conducía mirando hacia adelante, el otro miraba el portal no sé si llegando o no a verme, ya que la mala experiencia anterior me tenía algo escondida detrás de unas plantas. Esto ocurrió una vez más y ahí sí que me vieron, a la tercera, decidí salir y tomar la iniciativa, pero se le puso una cara de susto tremenda al que miraba y el otro aceleró para salir de allí corriendo. Desalentada volví a casa y entré otra vez al chat. Volvió a conectarse y me confesó que se habían rajado, que de repente les había dado un miedo enorme. Que solo habían venido dos porque el tercero se había quedado adormilado en el apartamento al que pensaban llevarme, cuando se sentían audaces y con ganas de beberse la noche. Menuda decepción, y yo que quería hacer realidad la fantasía de estar con tres a la vez. Nunca lo conseguí, aunque parezca mentira, y no se puede decir que no lo intenté, para que luego digan....
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MI ABUELA SOLO QUERÍA A SUS NIETOS VARONES
Posted:Feb 3, 2013 1:46 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 3:50 pm
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“El trabajo de los niños es poco pero el que no lo aprovecha es un loco”. Eso repetía mi abuela, a la vez que nos tenía preparados los útiles de limpieza, a sus nietas mujeres, mi hermana y yo y mis dos primas, pero especialmente a mi hermana y a mi que éramos bastante más mayores. Su casa estaba siempre como los chorros del oro, pero ella insistía en tenernos alguna tarea preparada. A mi me tocaba frotar todos los grifos y dejarlos super brillantes. No sé de qué material serían, bronce o algo así. Se les ponía una pátina verde que tenía que sacar, primero dándoles una pasta blanca con un trapo y luego frotando con otro. No me gustaba hacerlo porque olía mal, la dichosa pasta, y además me dejaba las manos ásperas, las yemas despellejadas, pero ¡cualquiera le decía algo a la abuela!
Estaba acostumbrada a mandar y me la imaginaba con un ejército de criadas a su alrededor, ellas de uniforme y delantal y mi abuela siempre de negro, como correspondía a su condición de viuda. Era muy alta, quizás porque yo era muy pequeña. Y mientras hacíamos las tareas encomendadas, ella vigilaba. ¡Vamos niña, más salero!, me jaleaba porque consideraba que no ponía la suficiente energía para barrer la acera, haciéndole un guiño cómplice a los vecinos que miraban divertidos la escena. Todavía me enciendo cuando lo recuerdo.
Pero en cuanto llegaban sus nietos varones, se convertía en azúcar y miel. Los miraba con adoración, se preocupaba por su salud, su hambre o su cansancio. ¿Quieres algo de comer, algo de beber? Ven siéntate. Y les despejaba el mejor sillón de la casa. Nunca noté que a mi hermana o a mis primas les molestara esa diferencia de trato, pero yo me rebelaba contra ello. En cuanto llegaban, cualquiera el que fuese, yo me negaba a seguir limpiando. Si él no hace nada, yo tampoco, le decía, y mi abuela no tenía más remedio que admitir que la tarea quedara a medias, porque ninguno de sus dos dioses debía arremangarse, eso estaba excluido, y tampoco se podía hacer explícita la diferencia de trato. Entonces pasaba a ignorarme, como si no existiera, me volvía transparente a sus ojos. A propósito, traía de la cocina los vasos justos para ellos, buscaba el refresco o lo que fuese que ellos le pidieran, tenía oídos solo para lo que ellos le contaban.
Descubrí que les compraba lo que sabía que les gustaba, especialmente a mi hermano que era muy especial con la comida. Por ejemplo, le encantaban los plátanos, y esa era la única fruta que comía. Mi abuela siempre tenía plátanos en su frutero y se los ofrecía nada más llegar. ¿Acaso sabía ella cuál era mi fruta favorita? Nunca me lo había preguntado. Yo odiaba los plátanos, pero me los comía todos sólo por fastidiar. Ella se ponía nerviosa cuando me veía con un nuevo plátano en la mano. ¡Que no van a quedar para tu hermano! Me decía. Pues que coma otra cosa, le respondía yo. Y ella apretaba la boca, con su gesto característico de fastidio pero tragándose la rabia, ya que no podía prohibirme que comiera lo que quisiera en su casa.
No sé qué les veía, a esos dos gandules, tontos del culo, sin ninguna gracia, que no nos llegaban a la suela de los zapatos a mi hermana y a mi. Pero así eran las cosas, sólo los quería a ellos, nosotras simplemente “estábamos” por allí, afanosas obreras, alimentando a los zánganos porque ellos debían tener alguna función importante que cumplir, aunque ese fue uno más de los secretos que mi abuela se llevó a la tumba.
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LOS LIGUES Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
Posted:Jan 25, 2013 5:24 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 3:51 pm
9925 Views

Nos conocimos en una cena en casa de amigos comunes. Charlamos e intercambiamos los teléfonos, con alguna excusa relacionada con nuestros super teléfonos de última tecnología. No recuerdo bien, supongo que hablando de cierta aplicación que uno tenía y el otro no, por ejemplo. A partir de ese momento comenzaron sus mensajes. En general amistosos. Simplemente saludos e interés por saber que qué tal estaba. Después comenzó a contarme que una amiga suya le había dicho que él tenía un lado oscuro, pero que él no estaba de acuerdo, e incluso le había dolido. ¿Acaso querer hacer un trío en la cama era lado oscuro? ¿o querer ir a un local liberal?. Le contesté que yo no defino así el lado oscuro, pero que para ciertas personas muy convencionales, sí podía serlo. Pero le corté el rollo, no me apetecía ir por ahí. Dejé de contestar. Hoy íbamos a coincidir otra vez, en esta ocasión en un restaurante y luego en un karaoke con un grupo de gente que él conocía más que yo. Empezó otra vez con los mensajes esta tarde, igual que siempre, primero amistosos y luego preguntando que me iba a poner, si un vestido ajustado, qué ropa interior, si negra... Acabo de llegar de la cena. No me hizo demasiado caso, bromeaba con otras que se reían mucho, demasiado diría yo porque él no es tan gracioso. Nos saludamos fríamente, tanto al llegar como al irme. Todavía no llegó ningún mensaje, pero los estoy esperando. Tendría ganas de decirle que me sobraba toda la gente, que solo había querido estar con él, pero voy a esperar a ver por dónde sale. Quizás sólo se atreve a distancia, en el mundo virtual, quizás viva en dos mundos que no se tocan. Quizás necesita algo más explícito de mi parte, quizás no quiere que nadie se de cuenta que me tira los tejos. Estoy pensando que mejor lo borro y lo bloqueo. Ya solo me faltaba jugar a los mensajitos, como los adolescente, a mis años. Continuará.
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Había una vez....
Posted:Jan 22, 2013 3:47 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 3:52 pm
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...dos amigas. Se llevaban diez años. La más joven creía que era la más guapa, divertida y sexy de las dos. No era explícito, pero la mayor se daba cuenta que la otra pensaba así. No tenían los mismos gustos en lo que a hombres se refería, menos mal. Así que cada una ligaba y se relacionaba con personas del otro sexo, de forma independiente. La joven se ilusionaba con facilidad, y después se estrellaba en la indiferencia y desapego de los tíos que conocía. La mayor tenía más suerte, o quizás menos expectativas, con lo cual lo pasaba, en general mucho mejor.
La más joven se apuntó a una página de singles, y allí conoció a un hombre, ingeniero, llamado Carlos. Tuvieron alguna relación pero que se fue distanciando, como habitualmente le ocurría a ella. Un día los presentó, a su amiga mayor y a su ligue reciente, en su casa, en un brunch. El tío en cuestión se interesó por la mayor y le pidió el teléfono, comenzó a enviarle mensajes y ella no sabía qué hacer. El hombre era atractivo, pero seguramente a su amiga no le iba a caer bien que tuvieran un lío. Efectivamente, ante sólo una leve insinuación, la otra saltó como una hidra: es un imbécil, ¿cómo se le ocurre que mis amigas le van a a dar bola??? Se preguntaba a los gritos.La mayor se abstuvo, claro, a su pesar, pero es que pensaba ¿vale la pena perder la amistad de una amiga por un simple polvo? Si hubiera sido el hombre de mi vida.... Claro que a veces el hombre de la vida aparece de golpe desde el interior de un simple polvo. Ya lo sé, suspiraba, pero nunca se atrevió a romper esa especie de ley que existe entre las amigas, por lo menos entre algunas, que todavía no han aprendido a compartir.
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UN DÍA VACÍO
Posted:Oct 14, 2012 12:07 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 3:53 pm
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Llamé y llamé al timbre pero nadie me abrió ¡Qué raro! Javier no solía suspender sesiones, pero si alguna vez lo hacía, nunca dejaba de avisar con suficiente antelación como para que no te des el paseo en balde. ¡Mira que caen mal los plantones, y si se trata del psicoanalista, ni te cuento! Me cansé de esperar y me largué a caminar por el parque del Oeste. Había llovido y soplaba un viento bastante considerable que empujaba unas enormes nubes grises que se irían a descargar a otro sitio, gordas a reventar como estaban. El aire era cristalino y tan frío que cortaba la respiración.
Me fui a caminar por el parque, sin rumbo, con la cabeza a mil por hora. Creo que ser viejo o ser joven, pensaba, si bien tiene que ver con la edad, también tiene que ver con los proyectos, eres viejo en cuanto se te acaban, cuando empiezas a mirar solo el pasado, cuando el pasado tiene cada vez una presencia mayor. Por algo se habla de las “batallitas del abuelo”. Hay algo de reivindicación en esos recuerdos, como si se dijera, no siempre fui así, también tuve ilusiones, también tuve esperanzas… Últimamente me paso hablando del pasado, a pesar de que quiero sentirme viva y planear nuevas cosas, nuevos retos como está de moda decir ahora. Al fin de cuentas, todavía no he llegado a los sesenta, aunque me quede poco.
El aire está helado pero sigo caminando, quizás tendría que volver a la oficina, ése sí que es un reto, pero no sé, no le veo salida a la empresa, cada vez va peor y me parece que tendré que cerrar y buscarme la vida de otra manera. Me gustaría vender objetos, algo tangible, muebles, tomates, qué se yo, algo que se pueda tocar y oler, algo que se pueda ver y valorar de forma directa. Estoy cansada de vender humo. Quizás por eso me refugio en el pasado, porque el futuro no lo veo nada claro.
Ahora, encima, están comenzando a aparecer las amistades adolescentes, esas que estaban allí, en la trastienda, prácticamente en el olvido, pero que de repente hacen acto de presencia. Como mi amiga Lucía, a la que dejé de ver con quince años, cuando me fui del pueblo para seguir estudiando. Ahora me manda mails, y me haría ilusión leerla si no fuera porque es lo mismo de siempre, mirar para atrás, leches, que parece que todo se confabulara para que me sienta con más años que Matusalén. Lucía me trae el recuerdo de una etapa de mi vida especialmente difícil, la pubertad. Los chicos se sentaban en la plaza y silbaban a las que pasaban por allí, a todas menos a mí. Así crecí, sintiéndome patosa y poco querida. Siento una punzada en el corazón cuando lo pienso. Sin embargo teníamos una pandilla en la que también estaban Lucía, su hermano y su primo, y a veces jugábamos a magrearnos un poco, nos gustaba experimentar, sin llegar a mayores. Robábamos cigarrillos y nos emborrachábamos con vino blanco. Me río sola de recordarlo. Siempre tuve un motivo para no volver al pueblo, ni siquiera de visita; que si en invierno no me apetece, que si en verano me invitaron a un viaje maravilloso y no me lo voy a perder, que si tengo mucho trabajo. Pero me están dando ganas de ir a ver a Lucía, y a hablar del pasado, para variar.
Así sigo soliloquiando por el parque hasta que me doy cuenta que por primera vez mi adorado Javier Blanco me ha fallado, me ha dejado tirada como una colilla. Pero noto que no me siento tan mal como me lo hubiera imaginado antes, con la sola suposición de que me ocurriera un hecho así. Quizás lo ha planeado, pienso, quizás cree que es hora que deje de tener esa dependencia exagerada con su persona. Me suena el móvil, es un amigo que me propone vernos, ya que es festivo… ¿Festivo? Hombre, claro, si es San José. Nunca lo es. Pero este año sí, por algo del calendario laboral. Entonces todo comienza a encajar, y me doy cuenta que el parque está muy lleno de gente para un día de diario, y que las tiendas están cerradas. Entonces no tengo que ir a la oficina, y no sé si me gusta o no la idea de un día en blanco, de repente el abismo se abre delante mío ¿qué voy a hacer ahora con todo un día completo, vacío, todo para mí?
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De cine y de guiones
Posted:Sep 9, 2012 8:11 am
Last Updated:Sep 30, 2015 3:53 pm
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Me he enganchado a ver películas por televisión. Veo prácticamente cualquiera con la que me encuentre, aunque, sorpresa!, he tropezado varias veces con esas joyitas clásicas que da gusto volver a ver de vez en cuando. Dado el atracón de cine, todo "de corrido", me he vuelto a sorprender una vez más con los argumentos repetitivos. Muchos me dirán, ¿pero ahora te das cuenta?. Bueno, pues, ahora me ha resultado increíble, de hecho, he visto dos películas del mismo director con exactamente los mismos mimbres en el guión, una detrás de otra. Uno de los argumentos recurrentes es el de una persona que se ve envuelta en un delito, pero que no es culpable, aunque a los ojos de todo el mundo sí lo es, y en el que suelen estar implicadas fuerzas de orden público corruptos que la/lo quieren matar y el/la prota en cuestión ve claramente que nadie le va a creer y que tiene que resolver el entuerto por su cuenta. Hete aquí que un policía que, o bien está en trance de jubilarse (viejo y caduco), o que es un viva la virgen, borrachín y excesivo no cumplidor de las normas, etc., pero eso sí, incorruptible y amigo de la verdad, se interesa por el asunto y termina del lado del pobre acusado/a y, con su ayuda, logra desenmascarar a sus propios compañeros. Dicho policía comete excesos y tiene un jefe que lo soporta y a veces hasta es amigo, pero no puede seguir tolerando sus trastadas y en un momento dado tiene que pedirle la placa (situación de gran emotividad). En la mayoría de los casos el final es de reparación emocionada de todos los que eran los malos hasta ese momento. Ayer vi una que me sorprendió porque el poli y el perseguido inocente terminan aprovechando juntos el botín del mafioso. No sé cómo alguien se atrevió a un final tan poco edificante. Sería por eso que era para mayor de 18 años.
Otro argumento recurrente es el de señor que conoce chica mucho más joven, a la que no toma en serio ni le produce ningún aprecio, y con la que se relaciona por algún motivo de interés, y de la que se termina enamorando. Los finales pueden ser más o menos felices dependiendo de las barreras que separan a los enamorados. Otro ejemplo: iniciación de un chico adolescente a la sexualidad por señora madura, etc.
Me dirán que ya está todo contado y que lo novedoso las formas de contar. De acuerdo. Y muchos se preguntarán que hago yo hablando de esto (o de montañas) en una página erótica de contactos, lo mismo me pregunto, pero es que últimamente mi vida erótica es tan sosa (no es que no la haya, entendámonos) da tan poco de sí, que creo que es más entretenido que hable de cine o de senderismo. ¡Menos mal que empieza un nuevo curso!
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LA MONTAÑA
Posted:Sep 6, 2012 3:28 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 3:54 pm
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Cuando suena el despertador a las cinco de la mañana en vacaciones, una se pregunta ¿quién me manda a mi a meterme en estos fregados?. Cuando se empieza a subir, la primera media hora es horrible y se piensa que no se va a poder llegar. Hay que apelar al mayor ejercicio de voluntad para no tirarse al suelo al lado del camino y no decirle a los compañeros: aquí os espero. Pero pasada esa media hora todo mejora, parece que se ajustan los mecanismos y el organismo se pone en funcionamiento. A veces es algo más de media hora. Si la pendiente es fuerte, y dura mucho, las piernas empiezan a flaquear y pesan una tonelada, cada paso es un infierno. Otra vez ganas de tirar la toalla. Por suerte una se aguanta, porque cuando se alcanza la meta, cuando el horizonte se ensancha y se llega al poderoso anfiteatro, la satisfacción es tan enorme que el esfuerzo se olvida. Después hay que bajar, claro, y a veces duele más que la subida, pero ¿quién puede olvidarse de esa hermosura? Quizás por eso una sigue repitiendo lo mismo, una y otra vez... mentando a todos los muertos cuando suena el maldito despertador...
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AUSTRALIA
Posted:Jul 25, 2012 3:30 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 3:55 pm
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Desde que volví de comer no me levanté de mi mesa de despacho, el ordenador tiene un efecto hipnótico sobre mí. Empecé buscando algún artículo sobre marketing experiencial, entré en una página que explicaba qué era eso de la experiencia en marketing. Allí pinché un hipervínculo que me llevó a un restaurante italiano del que me interesó especialmente un chianti que llamaban clásico, cuando cliqué sobre el chianti me llevó a una asociación de retailing de Estrasburgo, que hacía un congreso cada año, me llamó la atención la empresa organizadora del evento que resultó ser americana, dentro de sus clientes estaba otra empresa que se dedicaba a la comunicación de eventos y que como tenía algo de experience en su lema, pinché a ver si me daba alguna pista de algún caso para presentar en mi ponencia. Resultó ser una empresa australiana. Empecé a curiosear en el quiénes somos y aparecieron las caras de los consejeros, casi me caigo de la silla al ver mi cara muy sonriente mezclada con rubicundos hombretones a cual más mayor. Estábamos en una playa. Al pasar el cursor sobre cada uno salía el nombre, me llamaba Ms. Ashley ¡Pero era yo! No me cabía ninguna duda. ¿Qué hacía en el consejo de administración de una empresa de comunicación australiana? Busqué el currículum. Tenía mi edad, no ponía más que el año de nacimiento, si llega a poner la fecha y esa era el 17 de mayo me daba un infarto. De hecho, comencé a marearme. Cuando levanté la cabeza todo el mundo en la oficina se había marchado. Qué raro, no me había enterado. Quise cerrar la página, pero me daba miedo no encontrarla más. La registré en mis favoritos. Tenía que hacer algo. En principio decidí irme a dar una vuelta. Cuando salí a la calle, a las ocho de la tarde, todavía con sol, no había nadie, parecía que eran las doce de la noche. Miré varias veces mi reloj por si me había equivocado. No, las ocho y un cielo azul y un sol cegador. Casi no había coches. Me puse a andar y me iba cruzando con gente pálida, ojerosa, rara. Crucé la avenida, al estar tan vacía y yo con mi vértigo, se me balanceaba el asfalto, parecía que mis ojos se habían transformado en grandes angulares. Ojo de pez, pensé, en medio de una nausea. Tambaleándome continué caminando por la acera inclinada, me cruzaba con esas almas en pena que a veces venían hacia mi, pero no, era un efecto óptico, porque cuando ya creía que nos íbamos a chocar seguían de largo. Tenían un gesto despavorido, como seguro que sería el mío. Pero la delgadez, eso sí que no sabría explicarlo. En las películas, cuando pasa algo así hay viento, se pone todo oscuro, en blanco y negro. Aquí no, seguía la primavera. La alegría de los colores del cielo y la calle y los almendros en flor eran casi un insulto. Volví sobre mis pasos y a duras penas subí a la oficina otra vez. El identificador digital funcionó, por un momento sentí pánico, pero pude entrar. Me dirigí tropezando a mi mesa, mientras todo se inclinaba de un lado a otro, activé la pantalla y cerré la página, luego me cercioré de borrarla de los favoritos y también borré todo el historial de internet para no encontrarla nunca más. Pero no estoy segura, aunque me quiero olvidar, recuerdo el camino por el que llegué allí, no era tan complicado. ¿Cómo se olvida algo? Sé cómo recordar pero no cómo olvidar. Trato de distraerme, pensar en otra cosa, pero sé que en otra ocasión voy a volver a asomarme al abismo, a la duplicidad de los espacios, a las realidades paralelas y quizás alguna vez no logre retornar. No me importa mucho, siempre quise conocer Australia.
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KITCHEN HELL
Posted:Jul 3, 2012 2:39 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 3:55 pm
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Madrid es un infierno, heaven and hell, nunca mejor dicho. Entro al adult para entretenerme y me encuentro con un chico que me pide pistas para seducirme. Querría dárselas, pero.. ¡qué difícil!, no tengo idea de qué es lo que me seduce. No sé si es raro o si le pasa a todo el mundo. Seguro que no me atrae el desinterés, todo lo contrario. Pero si hay demasiada insistencia, quizás no me guste. Aunque no sé, Pedro me ganó precisamente por estar siempre ahí, por hacerse seiscientos kilómetros para pasar solo unas horas conmigo, por vivir mis temas como si fueran los suyos... Pero eso que me enamoró de Pedro, me hizo salir huyendo de Gustavo. Así que el tema debe estar en otro lado... ¿pero cuál? Tampoco me preocupa saberlo. He decidido dejarme fluir, sin más, acompañando la realidad. Y hasta logro que me guste la piel húmeda y la molicie del verano, el sol de justicia y las persianas bajadas, la nocturnidad bulliciosa aunque no me deje dormir... Creo que he dado suficientes pistas, por esta noche.
Besos
V.
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Mi primer marido, el catedrático....
Posted:Jun 22, 2012 12:42 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 3:57 pm
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Hoy volví a encontrarme con el señor catedrático. Me gustaría que pudiéramos hablar de cuando nos queríamos tanto y de lo felices que fuimos, pero eso está descartado. Miguel Angel González Subirats es un señor muy orgulloso, hijo de andaluz emigrado y catalana de familia de pro. No necesito ser psicóloga para sacar conclusiones profundas. Y aunque él era el jefe de departamento y yo la becaria, también era muy joven, los dos éramos muy jóvenes y muy progres. Miguel Ángel me propuso que tuviéramos una relación libre, me pareció bien y él se entusiasmó cuando vio que lo aceptaba de buen grado. Pero enseguida tuvo que fijar unas normas, así es él. No podíamos enrollarnos con gente conocida, ni contárselo al otro, ni preguntar, claro, ni salir en viernes, sábado, domingo o días festivos, ni debía enterarse nadie de nuestro entorno, ni, en fin, hacer nada que pudiera poner en peligro nuestra pareja. Pasaron varios años y el “acuerdo” funcionaba, por lo menos para mi. No es que saliera demasiado con otros, pero sí hubo algunos, y sí es cierto que él nunca preguntaba, y yo nunca conté. Y, además, me cuidé muy mucho de que no fuera nadie de nuestro alrededor. No creo que él hubiera salido con otras, no me lo parecía, aunque tampoco me ocupaba de indagar. Todo se estropeó cuando fuimos a aquel congreso a Estocolmo. Dentro del grupo de españoles iba una chica sevillana que tenía a todos babeando. Era guapa, tengo que reconocerlo, y además con esa gracia andaluza que, por lo menos en el contexto de un congreso, es de agradecer. Y el Dr. González Subirats va y se enrolla con ella, saltándose todas las normas a la torera. Lo hace delante de mí, me lo cuenta, se entera todo el mundo, y pretende continuar la relación en viernes, sábado y domingo cuando volvimos a Madrid. Ella lo llamaba a diario y muchas veces él le decía, bajando la voz, “ahora no puedo hablar, te llamo en un momento”, y no pude soportarlo, le puse las maletas en la puerta, lo eché de casa, cambié la cerradura y hasta hoy. El no lo entendió, no fueron celos, simplemente no había respetado las reglas del juego. Le dejé el campo libre, me fui de la Universidad, dejándolo con un palmo de narices. Le di su parte del piso. Me contaban los amigos y mis primos que hasta más de un año después andaba como alma en pena diciendo que si yo le propusiera volver, volvería.
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OCHO MESES
Posted:Jun 14, 2012 4:39 pm
Last Updated:Sep 30, 2015 3:57 pm
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Hace ocho meses que no pasaba por aquí y pensé que ya era hora. Ocho meses que fueron una eternidad. Me fui de viaje dos veces, uno bastante lejos. Creció mi familia, por partida doble. Me operé los ojos. Me puse morena, no me gustó, volví al rubio, luego a un castaño que tampoco me gustó y volví al rubio pero más oscuro que al principio. Mi elenco de amantes adelgazó un poco por falta de dedicación suficiente, pero tengo un nuevo amigo con el que me fui de puente a la playa. Fui a un festival flamenco y vi muchas películas. Preparé muchas comidas y cenas porque fue mi cumpleaños y porque quería agasajar a los amigos. Increíble lo que se puede hacer en ocho meses, aunque parezca nada, comparado con toda una vida. Ahora quiero volver a escribir, y a pilates, y estar menos seria y preocupada, por algo que no sé que fue, pero que me ensimismó durante estos ocho meses. Quizás me desequilibró no usar más las gafas (tampoco veo tan bien como con ellas). Es un pequeño duelo, aunque parezca una tontería. Eran una coraza, ahora ya no la tengo. Debo cambiar todas mis fotos, ahora a cara descubierta. Sigo siendo, sin embargo, yo, la misma Valentina de siempre, enamoradiza y caótica, comprometida y hedonista, contradictoria e hipocondríaca, con ganas de comerse el mundo pero no llegando nunca hasta el final. Esa soy yo, aunque hayan pasado ocho meses sin que me hayan visto por aquí. Gracias por acogerme de nuevo. Besos.
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KDDA
Posted:Oct 9, 2011 10:33 am
Last Updated:Sep 30, 2015 3:59 pm
12959 Views

Era el día de la Kdda. Mi “primera vez”. Iban a materializarse aquellos nicks con los que había compartido tantas charlas nocturnas. Un amigo me dice que no hay que hacer eso, que los nicks tienen identidad propia y que tienen muy poco que ver con la realidad. Esto es así, continúa, porque inventamos el personaje del nick, a veces adrede, otras sin darnos cuenta y, por lo tanto, es imposible evitar la decepción cuando te conoces en persona. Bueno, eso me lo dice ahora, pero lo que cuento ocurrió hace varios años. La gente de ese chat tenía poco que ver conmigo, pero quizás eso era lo que me motivaba. Allí estaban, Flor, Canela y Cassiopea, de lejos las más guapas. Tíos los menos, y no les llegaban a la suela de los zapatos. El mejor, Newman, aunque luego me enteré que estaba casado. También Crisos y Hartito, muy tímidos los dos. Por supuesto que ZonaOscura no había venido (aunque me dijo luego que había estado, camuflado). Muy típico de él, para mantener la intriga. ¡Ah! Me olvidé de comentar que no conocíamos nuestras caras. Así que, al llegar, poníamos el nick en un post-it y lo pegábamos en la ropa. Yo era Lily. Nos hicimos muy amigas, Flor, Canela y yo. Íbamos de mesa en mesa y nos sacábamos fotos con todo el personal. Después de ese evento nos vimos algunas veces más. Flor tenía una tienda de ropa y fui a comprarme algunos modelitos. También le presenté a un antiguo rollete mío y hasta donde yo supe, la cosa había funcionado. Con Canela fui a la fiesta de aniversario de un sitio que organizaba capeas y nos lo pasamos genial (otro día lo cuento, no tiene desperdicio). Pero hete aquí que aparece en escena Cassiopea, que se hace muy amiga, más que yo, de Flor, y resulta que Cassiopea estaba enamorada de ZonaOscura y como ZO y yo habíamos tenido un “acercamiento” (véase post anterior), me tenía cierta inquina. Y aquí entra Gatopardo en escena, al que había conocido después de la Kdda y con el que yo tenía una relación estable aunque un poco tormentosa. Mira por donde Gatopardo y Cassiopea comienzan a chatear y ella le cuenta historias mías pasadas, la mayoría obtenidas a través de Flor. Algunas historias eran reales, otras tenían una base real pero le habían incorporado más condimentos, y algunas eran inventadas o fantaseadas por ellas. Me olvidé de decir antes que Gatopardo tenía un problema grave de celos. Lo cierto que él propiciaba que ella le contara cosas, porque creía que así se enteraba de la “clase de persona que era yo”. Así que os podéis imaginar la que se montó. Hasta ocurrió que un día, el ligue de Flor (aquél que yo le había presentado), llamó a Gatopardo para contarle con lujos y señales cómo había sido nuestro encuentro, en el que, según él, prácticamente me lo follé contra su voluntad. Nunca entendí esos actos terroristas, aunque Gatopardo tenía gran parte de culpa. Se preguntarán por qué no indagué, hablé con ellas, hice algo. Lo voy a decir: porque sabía que nunca nadie me iba a contar la verdad de las cosas. Dejé de verlas, claro, ya no sé qué será de ellas. Con Gatopardo cortamos finalmente, después de miles de “tira y afloja”. Lo vi hace poco, le va bastante mal profesionalmente y está con una tía que no le llena “porque es muy simple”. Ahora me sorprende que ese tío me hubiera gustado tanto. Suele ocurrir ¿no? Otro amigo me dice que esa maldad de una mujer contra otra es muy típico de nuestro género. Me niego a pensar eso. Bueno, un lío de historia, y ¡sólo es una décima parte del enredo que se organizó! ¿Qué pasaría si hacemos una kdda en el adult? No paro de reírme desde que se me ocurrió.
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